Un trabajo de campo con alto costo implica que hacer investigación en el ámbito de la comunidad LGBTQ+ es extremadamente caro para muchos, lo cual crea una barrera para toda aquella investigación de mercado que pretenda ser realmente inclusiva, según lo escrito por Michael Brown, haciendo un llamado para generar un impulso entre los sectores en pos de lograr este cambio.
Está dentro del alcance de cada uno de nosotros en el sector de la investigación de mercado poder perfeccionar nuestras prácticas y así darles voz a las personas que se encuentran en los márgenes de la sociedad.
Desde el ajuste de cuotas de muestreo y recortes de datos en los informes para poder asegurarse que las personas de todos los sectores de la población estén siendo representados y “sean escuchados” en un trabajo de campo que supuestamente es representativo a nivel nacional, hasta el ajuste de encuestas y formatos de preguntas para que los mismos sean accesibles y representen a todas las personas, existen muchas técnicas cuyo efecto combinado es permitir que haya una genuina investigación de mercado inclusiva.
Sin embargo, una de las formas fundamentales dentro de las cuales nuestro sector necesita evolucionar – si es que realmente buscamos alcanzar nuestro potencial para hacer el bien a través del ofrecimiento de una plataforma para las minorías – es reconsiderar de manera radical la forma que se fijan los precios para el trabajo de campo.